Sincronicidad




La acausalidad es uno de los principios rectores del universo, decía el médico psiquiatra, psicólogo y ensayista argentino de origen suizo Gustavo Carlos Gunj (Buenos Aires, 1876 - Zurich, 1962), y lo ilustraba con el siguiente ejemplo contado por él mismo:

«En cierta ocasión, en mi consulta de Buenos Aires, me relataba una paciente un sueño que se relacionaba con el regalo de un escarabajo de oro que le había realizado su tercer marido, el pintor Delesio Antonio Picco, cuando algo golpeó la ventana del gabinete. Se trataba de un Scarabeide cetonia aurata, lo más próximo a un escarabajo de oro que puede encontrarse en nuestras latitudes, especie emparentada con el mítico escarabajo de oro egipcio. Abrí la ventana para observarlo mejor, no consiguiendo otra cosa que dejarlo entrar y que con su revoloteo asustase a mi paciente que dejó caer su bolso desparramando por el suelo su contenido. Tras recogerlo, la señora se marchó apresuradamente y bastante nerviosa. Preocupado porque no me había pagado la sesión, observé en el suelo, bajo la mesa, una tarjetita. Pude leer Delesio Antonio Picco, Pintor; Exposición permanente en Restaurante Parrilla; Defensa 1212, Buenos Aires. Inmediatamente recordé que estábamos a 12 de diciembre, día del cumpleaños de mi mujer y de mi hija mayor, justo cuando sonó el teléfono. Era Sarita, mi mujer, quien sin dejarme siquiera hablar me dijo: “Querido, acabo de reservar para comer en el restaurante Parrilla, en Defensa 1212; te espero antes de las doce con las niñas, no te retrases y no olvides los regalos”. De camino hacia el restaurante, mientras compraba rosas para Sarita —¿Una docena?, me preguntó la florista—, fui atropellado por un coche de línea de la compañía “El Escarabajo”. Tras doce días internado en el hospital, del que nunca olvidaré el rechinar de dientes del paciente de la cama número doce que me tenía en permanente vigilia, fui dado de alta por fin, sin que hasta el momento haya vuelto a producirse una nueva conexión transversal significativa, que diría Schopenhauer. Buenos Aires, a uno de febrero de 1912».

Arriba, la familia Gunj (Circa, 1912). Obsérvese lo cuellicorta que se muestra la hija mayor del matrimonio en dicha fotografía.

Álbum de fotos familiar




—Esta foto es de la Navidad de 1966. El gato que cuelga de la lámpara del techo es Rufus, lo ahorcó mi hermano Oliver aquel día porque se negaba a entrar en la bañera para ser lavado. ¿A quién se le puede ocurrir lavar a un gato? Oliver tenía entonces ocho años y era poco condescendiente para su edad. Se enfadó y, zaca, a la horca gatuna. Oliver es el que está sumergido en la bañera. ¿No te recuerda a la Ofelia de Millais? Cuando Mamá entró y vio a su Rufus colgado, tomó a mi hermano por el pescuezo y, zaca, al agua con él. Ni se lo pensó. Bueno, si es que se le puede llamar pensar a lo que hacía entonces, porque había dejado de tomar el haloperidol unos meses atrás. Mamá es la que yace desnuda y decapitada en el suelo. Papá la encontró dispuesta a darse un baño allí mismo. Imagínate, con el cuerpo de Oliver dentro de la bañera, vaya despiste. Papá todavía estaba ebrio. Papá siempre estaba ebrio. Tambaleándose fue al cobertizo, tomó en sus manos el hacha que teníamos para cortar la leña de la chimenea y, zaca, la cabeza de Mamá rodó por el suelo. Después cargó uno de sus rifles y, zaca, se abrió la tapa de los sesos. El pie que asoma por la puerta del cuarto de baño es el de Papá.
—Guau, es una foto muy impactante.
—¿Verdad que sí? Suerte que era Navidad y pude tener aquella Polaroid Modelo 20 «Swinger» como regalo de la abuela Agnes. Es la fotografía que más le gustaba a ella también.

Asín están las cosas






The Goldfinch Carel Fabritivs (1654, año de su muerte)

Ernst Haeckel

Ernst Heinrich Philipp August Haeckel
(* 16. Februar 1834 in Potsdam; † 9. August 1919 in Jena)
war ein deutscher Zoologe und Philosoph.

Portraits

Lithographies

Kunstformen der Natur


El órgano fantasma

«Cuenta Montaigne que cuenta el piadoso Santiago de la Vorágine que en un pueblo de Alsacia vivía un hombre que tenía adherido a su cuerpo el cuerpo más pequeño de otro hombre, una especie de bebé descabezado que se clavaba a su huésped más grande a partir del cuello. Un médico peregrino se ofreció a extirpar la anomalía con ayuda de un cirujano local. Una vez concluida la operación, el paciente se mostró muy agradecido y contento. El médico peregrino no le cobró un céntimo y a cambio sólo le pidió que le dejara llevarse el cuerpecillo extirpado y convenientemente disecado para exhibirlo por doquier como prueba de su talento. Semanas después, el paciente empezó a dar señales de una terrible melancolía: decía seguir sintiendo la presencia de aquel cuerpecillo, como si aún lo llevara adherido a sus carnes y declaraba que su ausencia le hería el espíritu mucho más que otrora su presencia el cuerpo. Según algunos comentaristas, el hombre acabó vagando por la tierra como un alma en pena. Otros autores afirman que el paciente sencillamente murió de tristeza dos meses después de la cirugía. Respecto a la suerte del médico el veredicto de todos es unánime: pagó su vanidad con la muerte a manos de unos salteadores de caminos». Monstruos y fenómenos extraordinarios de la Edad Media, Patricio Ferrufino S.J.
Citado por Santiago Cárdenas