Cocina, Ciencia y Logia




Atentos que vuelve hoy la sincronicidad junguiana. Como sabrán, Tom Cruise estuvo aquí en Sevilla hace unos días. Mientras algunos tuvieron la gloriosa suerte de verlo obligatoriamente en alguno de los múltiples atascos que provocó el rodaje de su película en la ciudad, servidor coincidió con él, su esposa, Katie Holmes, ese engendro que es ya Cameron Diaz y otras cuarenta mil personas en un partido de la Champions del Sevilla contra un equipo escocés y protestante (observen que introduzco la religión para compensar la tensión sexual provocada por la aparición del matrimonio Cruise en el relato). Por otra parte, en un arrebato de originalidad, ayer me fui a ver con mi hijo pequeño Avatar, una mezcla en minipímer de Titanic, El Señor de los Anillos, El Laberinto del Fauno, Dune, Apocalypse Now y el Informe Anual del IPCC. Por último, acabo de ver que hoy Badil ha puesto en su blog una bonita entrada de inventos holandeses. Total, que me he dicho para mis adentros «esto se merece un homenaje, en entrada mangurrina, a la teoría de la sincronicidad junguiana». Et voilà: arriba una foto del invento con el que L. Ron Hubbard demostró que los tomates sufren cuando son cortados en rodajas y debajo una receta culinaria sobre cómo preparar placenta al modo australiano.

Placenta picante australiana
Ingredientes (para 2 personas):
# 250 gramos de placenta humana fresca, cortada en tiras finas (aproximadamente la mitad de la placenta de un bebé de 2,8 Kgr. ó 1/3 de un bebé de 4,1 Kgr). Si su matrona, o la de su señora, es de confianza, aproveche y pida también el cordón umbilical.
# 1 cebolla
# 2 dientes de ajo picados
# 1 cucharada de aceite de oliva
# romero
# sal
# pimienta
# comino
# fideos de arroz
# chile rojo (ojo, que esto no es una canción de Víctor Jara sino una guindilla)
# chalotas
Preparación
1. Cocine la cebolla en aceite de oliva hasta que esté transparente.
2. Añadir el ajo picado.
3. Mezcle todo con la placenta (y el preciado cordón umbilical si lo ha conseguido).
4. Saltee todo rápidamente.
5. Añadir una pizca de romero fresco y 1 ó 2 cucharaditas de comino.
6. Añadir una pizca de sal y pimienta molida al gusto.
7. Colocar sobre una cama de fideos de arroz y adornar con rodajas finas de chile rojo y las chalotas.

Piscina nocturna




Esta mañana me compré en el Decathlon un gorrito negro de licra y unas gafitas y esta tarde noche me he ido a la piscina del gym a estrenarlas. Como es Navidad y eran las ocho y cuarto de la tarde ─los sábados cierran a las nueve─ la piscina estaba vacía, salvo los dos monitores guardianes. Me he duchado, me he puesto el gorrito negro de licra y las gafas con destellos azules y me he sentado en un banco. Los dos monitores, uno a cada lado de la piscina, en diagonal, me miraban mientras yo pensaba por qué calle iba a nadar. Elegí la última, justo en la diagonal contraria a la de los monitores guardianes a punto de terminar su jornada. Empecé a nadar en crol, chaf-chaf-chof y aire, y color azul debajo, hasta que crucé los primeros veinticinco metros. Puse la mano en el bordillo para dar la vuelta y vi las chanclas del monitor que había cambiado de diagonal. Giré, nadé de nuevo en crol en sentido contrario (en otro caso no habría girado, claro está), chaf-chaf-chof y aire, y color azul debajo, veinticinco metros más, mano en el bordillo y chancletas del otro monitor. Me incorporé y me senté al filo mientras los dos monitores parsimoniosos volvían a cambiar de diagonal. Miré el reloj. Las ocho y cuarto pasadas. A casa.

CrassZorro




Esto de molestar inconscientemente a los demás me deja hecho un higo. Cuando uno lo hace adrede contra su enemigo de toda la vida ─un poner, cuando digo «ya quisiera para sí un velocirráptor las patas de gallo de Esperanza Aguirre»─, se queda uno incluso relajado; pero esto de meter la gamba en casa de un amigo te deja a hecho una mierdecilla. En fin, que tras el incidente me he dicho «pues que voy a poner una entrada para olvidarme de todo, pues». Y aquí estoy para decirles que a través de lady in the radiator he llegado a CrassZorro. Un inciso, lady in the radiator es una señora, o señor, o lo que sea, que tiene una casa que hay que ver y escuchar todos los días. ¿Todos los días? Sí, todos los días. Yo lo suelo hacer a primera hora de la mañana. Me levanto, miro si me ha tocado la primitiva en el ordenador y si no me ha tocado me pongo y veo lo que ha puesto lady in the radiator en su blog. Que me ha tocado la primitiva, pues veo lo que ha puesto lady in the radiator primero y después ya me voy a cobrar la primitiva. Eso sí, como ya le dije a ella, o a él, o a lo que quiera que sea, unas veces me deja agustico y otras muy nervioso. No hay término medio. Bien, por una de sus entradas llegué a este tipo que se llama CrassZorro que tiene cosas muy interesantes como la que puso lady en su día o cosas musicales como ésta que pongo yo de Washington Phillips que se llama «I was born to preach de gospel» (Circa, 1928) que al menos me ha hecho olvidar esta estúpida y lluviosa tarde.
Pero si no les gusta la música ésta, también pueden ver un Abecedario incompleto preciosisísimo. Y en la G del Abecedario, un gatete simpático como los de David Vela.

Para vosotras, todas





¿Se acuerdan de que este mes estaba de promoción del disco de Bigott? Pues ahora, además, estoy de promoción del vídeo de Deneuve del tema Para vosotras, todas (Pk., hija, perdona pero es que estoy actualizando el blosj y me debo a mi público, incluido el femenino), del álbum El codazo de Tassotti, dirigido por Paloma Zapata y producido por La Fábrica Naranja -a ver si un día les cuento la receta de mermelada de naranja amarga que prepara mi Pk., si es que antes no vienen los ingleses y se la cuenta ella directamente a todos por la BBC; qué cosa más rica, oigan- para Grabaciones en el Mar. Pues eso, un vídeo precioso con todos los tipos de letra menos la Hobo. No, tampoco sale la Algerian, Miguelgato. Ole.

De los segundos




─Oiga, Arkab, ¿y el creador de la Algerian?
─También, Miguelgato, el creador de la tipografía Algerian también les desea Felices Fiestas, a usted y a Tauste entero.
─Ah, pues me quedo mucho más tranquilo.


Bigott




Como ya sabrán, y si no lo saben se lo digo yo en estos momentos, estoy de promoción del último disco de Bigott ─si tienen tiempo, observen la broma que les gasta el dueño de la discográfica que les dice que pulsen sobre la portada del disco para ampliarla y cuando pulsan les sale hasta más chica: jodíos, si queréis ver la portada de verdad comprad el disco que sólo vale cinco euros en cartoncillo─, ¿dónde estaba?, ah, sí, que estoy de promoción de Bigott, que es algo que hago todos los años con el grupo musical que más me gusta en el puente de la Pureza y pues que le ha tocado este año a Bigott. Para ilustrar, valga este trozo de la entrevista que le realizaron en yellowmelodies en 2007:
[...]
─¿Qué opinas de los siguientes grupos? EL NIÑO GUSANO...
─Agárramela con la mano.
[...]


Mi mujer y la fruta de temporada




Anagadner, que no tiene blosj, o mejor dicho, que tiene un blosj itinerante, que es como Dios que está en todas partes, ha tocado en la entrada anterior un tema fundamental, a saber: si tiene usted pareja, y ésta es femenina, en su casa siempre se comerá fruta de temporada. Ojo, que esto no es un tema banal, que es una cuestión que ha sido tratada en profundidad por el científico cognitivo de origen nepalí ─y a la sazón, gran seguidor de Steven Pinker, con el que colaboró como becario en Montréal─ Rofno syr Rah. En un artículo publicado en la revista SDW, R. syr Rah escribió (la traducción es mía):
Además [mi señora] me sacaría el tema de las frutas de temporada. Ella insiste en que las frutas tienen temporadas y yo le respondo que vale que bien, pero que no es para tanto, que desde que Colón descubrió América el asunto de las temporadas se diluye como las gotas de lluvia al caer en el mar. Pero ella sigue con el asunto de las temporadas. Compro un algo, lo pruebo y digo «pues no está muy allá» a lo que ella responde ufana: «claro, es que no está en temporada». Le digo que no, que es de Perú y me dice «ya, pero no están en temporada». Luego, si compras algo que sí que está en temporada y no está muy allá dice «ya, pero es que ya la temporada se está pasando» o «bueno, pero es que aún no es la temporada de los buenos buenos» a lo que le pregunto «¿pero cuándo es la temporada pues?» y ella me responde «pues más tarde» o «pues más pronto». Ahora supongamos que algo que compro está bueno, pues dirá «es que se ha adelantao la temporada». Supongamos que compro dos días después lo mismo y da la casualidad que esa fruta no está muy allá, dirá «es que ya se le ha pasado la temporada». (Scientific Discovery of the World, Circa, Sept 2007).
Más verdad que un santo dice este hombre.
En la imagen superior, una señora vendiendo frutas y hortalizas en la casapuerta de la Casa de los Leones de El Puerto de Santa María, Spain.


The Goldfinch Carel Fabritivs (1654, año de su muerte)

Ernst Haeckel

Ernst Heinrich Philipp August Haeckel
(* 16. Februar 1834 in Potsdam; † 9. August 1919 in Jena)
war ein deutscher Zoologe und Philosoph.

Portraits

Lithographies

Kunstformen der Natur


El órgano fantasma

«Cuenta Montaigne que cuenta el piadoso Santiago de la Vorágine que en un pueblo de Alsacia vivía un hombre que tenía adherido a su cuerpo el cuerpo más pequeño de otro hombre, una especie de bebé descabezado que se clavaba a su huésped más grande a partir del cuello. Un médico peregrino se ofreció a extirpar la anomalía con ayuda de un cirujano local. Una vez concluida la operación, el paciente se mostró muy agradecido y contento. El médico peregrino no le cobró un céntimo y a cambio sólo le pidió que le dejara llevarse el cuerpecillo extirpado y convenientemente disecado para exhibirlo por doquier como prueba de su talento. Semanas después, el paciente empezó a dar señales de una terrible melancolía: decía seguir sintiendo la presencia de aquel cuerpecillo, como si aún lo llevara adherido a sus carnes y declaraba que su ausencia le hería el espíritu mucho más que otrora su presencia el cuerpo. Según algunos comentaristas, el hombre acabó vagando por la tierra como un alma en pena. Otros autores afirman que el paciente sencillamente murió de tristeza dos meses después de la cirugía. Respecto a la suerte del médico el veredicto de todos es unánime: pagó su vanidad con la muerte a manos de unos salteadores de caminos». Monstruos y fenómenos extraordinarios de la Edad Media, Patricio Ferrufino S.J.
Citado por Santiago Cárdenas