
Autor: Joseph Napolitano
(I premio del concurso de fotografía
de Nature Conservancy en 2006)
El camarón mantis (Mantis shrimp) es un animal curioso, puede ver más colores que los seres humanos porque sus ojos usan dieciséis pigmentos. Eso no es todo, este crustáceo estomatópodo también ve el infrarrojo y el ultravioleta, además de poseer una visión estereoscópica con un solo ojo. Pero ahí no acaba la cosa, recientemente se ha descubierto que el camarón mantis es el único animal del mundo que puede distinguir la luz polarizada circularmente. Para que comprendan la importancia de este detalle les diré que esta última cualidad permitiría que Faren se ahorrase todos los años una pasta gansa en gafas para evitar los molestos reflejos de la luz del sol en la nieve de Montréal, o Badil en filtros para obtener unas fotografías estupendas de la muerte en los canales venecianos. Si no les parece sublime la visión del camarón mantis (también conocido como esquila, galera o catalina de mar), al menos reconozcan que en la foto que pongo está hecho un primor y pareciera que les recibe en su casa con los brazos abiertos, en su alegría, como hace Trikki con sus cuñados los fines de semana.
12 Revelaciones:
Oiga, Arkab, ese camarón es una preciosidad. Sobre bichos con otro bicho encima hay varios bien interesantes. Deme un poco de tiempo, que le voy a buscar un pescao que tiene encima, a modo de títere de varilla inferior, un pescadico pequeño, con su cola, sus aletas, su ojo y su de todo. Los peces se acercan a comerlo o a mantener una charleta con él y, placa, el gordo de abajo se lo come.
Esto lo vi yo en la película de Bob Esponja. El señuelo era una señora pez en un puesto de helados.
¿Este es primo del camarón de la isla?
Oiga, Arkab, que su entrada de las manzanas harinosas me ha dado que pensar, si algún estudio científico ahora que empieza la temporada, ha sabido definir como elegir una buena sandía sin abrirla.
No le hablo de la cara que ponemos cuando la elegimos, como si entendiéramos algo, cara de entendido niño repelente (ver sólo en casa para saber a que cara me refiero)levantandola, mirándola al trasluz, y dando unos suaves golpe citos, para que la mujer de al lado (de largas pestañas) nos mire pensando "este sabe de sandías un webo". No, no,eso no, yo le hablo de algún estudio científico que especifique como saber que va a salir buena cuando la elige, por que teorías hay un montón, que suene hueca, que cuanto más gorda mejor, etc...
Y usted dirá, ¿y a qué viene esto?.
Ayer compré una que ha salido agquerosa.
Harry, ya me está buscando ese pez.
Trikki está planteando usted que le descubra uno de los grandes misterios de la humanidad. Sepa que en mi tierra (la auténtica, la costa granadina) los invernaderos contratan a un señor con la única misión de, tijera en mano, cortar el pedúnculo de las sandías que considera en su punto. Es su única misión y se le pide que acierte al menos un 80%. Por supuesto, es el mejor pagado después del dueño.
Pk., que consume las sandías de tres en tres diariamente (es su pasión), se enfada cuando hace caso de Nieves, nuestra frutera, y le sale mala la sandía. Y es que Pk., cuando las selecciona ella personalmente, no falla nunca. Sigue un rito parsimonioso de hacer como que pesa la sandía en sus manos, la acaricia y después le da unas palmaditas como si fuesen cachetitos al culito del bebé al que se asea para cambiarle los pañales y entonces dice «ésta». Le preguntado cienes y cienes de veces qué es lo que le nota a la sandía para no fallar y siempre me dice lo mismo: «absolutamente nada, nene, pero ésta que llevamos sale buena, ya verás». Y, efectivamente, siempre sale buena. Pk. es mi Dorothy Henderson de las sandías.
Oiga, pues será cuestión de convencimiento, por que yo el ritual ma o meno lo sigo. Y no hablémos de melones, que de eso usted va bien sobrao con la Parton.
Me decía un amigo frutero que los melones se aprietan por las puntas, y la sandía se le azota, pero por mucho que le azotes si no sabes cual es el sonido que debe hacer, pos como que ná.
Y no les podríamos hacer la prueba de la diabetes? (a los melones y las sandías de comer)
Eso de azotar a la sandía es para que sepa de antemano la que le espera como no esté buena.
Para saber si una sandía está en su justo punto de maduración, deberá darle una cachetada en el lomo. Si escucha un sonido parecido a un knock-knock, eso significa que ha generado sificiente ácido diferúlico como para que al llevarse un trozo a la boca la textura sea crujiente. Una sandía verde no sonará knock-knock sino más bien knac-knac. La razón es que el ácido diferúlico aún no habrá agrupado los azúcares y no hay espacio entre las células para que genere ese perceptible eco de una buena sandía. Déjela unos días. Pero ojo, si al golpear la sandía produce un sonido parecido a knack-ooum knack-ooum, eso significa que la sandía está demasiado madura, el líquido se ha convertido en azúcares y ha dejado demasiados espacios vacíos en el interior del fruto. La sandía estará demasiado dulce, la textura blanda y, aún peor, al poco de abrirla comenzará a corromperse y si la mete en la nevera y se olvida durante unos días de ella el ácido láctico campará sobre ella, la fermentará y la convertirá en una masa pastosa de olor desagradable que no olvidará mientras viva.
Otro detalle importante es la relación peso/tamaño. Si tiene buen peso adivinará que la sandía está bien llena de agua y, por tanto, fresca. En todo caso, si aún tiene dudas sobre sus conocimientos para reconocer una buena sandía, madura, fresca y de carne jugosa y crujiente, actualmente, en las verdulerías y puestos de fruta de grandes superficies se comercializa un tipo de sandía que no es circular como las anteriores sino que presenta el aspecto de media esfera, con una fina película plástica que la protege. Gracias a esta nueva variedad podrá comprobrar visualmente si el tono rojo del interior es el adecuado o no (muy rosácea, aún no madura; rojo vivo-rosado, buena; rojo granate son tonos violáceos o grisáceos y sin brillo, echada a perder).
Respecto a los melones, trikki apunta bien que para saber si está bueno conviene presionar ligeramente la punta del melón. Si nota que la piel cede un poco pero que se mantiene firme, estára bueno, si lo nota duro como una piedra, estará apepinao, si al presionar esa zona introduce su dedo y le sale por el otro lado llenando de pepitas todo el mostrador, ese melón estará demasiado maduro y los azúcares se habrán convertido en pegamento imedio ¡deséchelo!
En todo caso, si abre su melón y lo nota poco dulce, pruebe a inyectarle unos cuantos decilitros de glucosa. Si usted tiene reparos, recuerde que los criadores de melones no. ¡Siéntase un profesional del melón! Si aún así le produce cierta aprensión, pártalo por la mitad, quite las pepitas y la pulpa del centro, saque la carne con un sacabocaos y vuelva a colocarla en la cáscara del melón añadiendo un chorretón de vodka, azúcar, otro chorretón de zumo de naranja y unos cuantos trozos de melocotón en almíbar. Introduzca en el frigorífico y saque cuando esté frío.
¿Sería posible que colgara usted en emepetrés o formato similar los sonidos de la sandía? Es que así onomatopéyicamente no acabo de hacerme una idea. Por otro lado, si además le añade una caja de ritmos o un coro gregoriano, podría comercializarlo con el nombre de, por ejemplo, Watermelon Chillout o New Watermelon Age.
Helter, el problema es que no tengo micrófono para grabar esos sonidos (ni dispongo en estos momentos de tres sandías y tres melones). En realidad mi único sistema de grabación es un llavero microfonín que me regaló Faren hace la tira que tiene un botón para grabar y otro para escuchar. En él grabé hace varios meses la expresión «brutote brotote» con voz grave y varonil. La cosa está que cuando pasa un tiempo me olvido de lo que grabé, le doy al botón de escucha, lo oigo y me hace gracia. Pero sistema para pasar el sonido a un MP3 no tengo, no.
Ese bicho es muy mono.
Me lo comería con gusto.
Si es pequenio...crudo.
Hala!
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