Primer premio en el Primer Concurso de Humor Gráfico Fundación Paurides
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Mi dibujo sobre la España vaciada ha conseguido el Primer Premio del 1º
Concurso de Humor Gráfico Fundación Paurides.
En la sede de la funcación en E...
Hace 1 mes
10 Revelaciones:
«Hay gente pa tó», que dijo Rafael Guerra «Guerrita» cuando le presentaron a los hermanos filosofos Ortega y Gasset.
¿Y no se le ocurrió a este buen hombre mudarse a los alrededores de la fábrica de Heraclio Fournier? Fijo que habría tardado menos en completar la colección.
Digan lo que quieran, pero cualquier colección, sea de lo que sea, es una somera estupidez humana.Yo tenía una de pins, que desapareció disimuladamente en mi ultimo traslado.(Mi santa jura que no los tiró, que se debierón quedar al lado del contenedor de basura casualmente).Tuve una época de coleccionar mecheros, me hice casi con quinientos, ni uno de ellos comprado, esa era la gracia, aun los conservo. Luego lo intenté con billetes de cinco mil pelas, pero la gente eso no me lo regalaba, y los mecheros si, por que no hay nada como decir que coleccionas algo para que te traigan uno del culo del mundo.
Les confieso que yo tengo una colección de ésas de septiembre de Altaya. Son motos antiguas en miniatura. Me compré una vitrina del Ikeda y las miro de vez en cuando complaciente. Algunas veces cojo una y la miro y la remiro sin enterarme de nada hasta que la vuelvo a poner en su sitio. No tengo ni pajolera idea de motos, pero cuando veo el manillarcico pequeñico me imagino a Nabokov con su colección de mariposas y me sonrío para dentro. De pequeño nunca conseguí cazar más de cinco mariposas diferentes con mi ridículo cazamariposas artesano.
Mi costillo también la tiene pero en cajas de cartón porque aún no ha encontrado LA estantería, habrá que ir donde usted.
Yo sólo tengo una objeción a su historia : En Chicago no te encuentras en el suelo un dos de oros en la p.... vida, uno de diamantes, tréboles etc quizá, pero completar una baraja Heraclio Fournier en yankilandia, boffffffff, tres vidas y aún así.
;-pppp
Eso mismo pensé yo, Spanicuá. Pero es así en el libro del húngaro éste; el autor del libro, me refiero, que no el costillo suyo. Es más, yo me dije, hala, pero si se va a una taberna y recoge las barajas de las mesas siempre encontrará todas las cartas; pero claro, no es lo mismo que ir por la calle con la mirada fija en el suelo a ver si se encuentra la carta. El dos de oros en Chicago, por Dios.
Oiga, hablando de cosas chiqutinas, que ayer vi a Michelle Jenner, la hija de Paco de Los hombres de Paco y me pareció más pequeña que en la tele. Y muy guapa. Oigan, me hizo mucha ilusión y le dije que me había hecho mucha ilusión verla. Claro, con este verbo fácil que tengo...
Estooo, no se quien son los hombres de Paco asi que su hija.
Oiga Don Harry que el cuñao se trajinó ayer la botella de patxaran de su suegro (tengo aquí cuatro refugiados zaragozanos huyendo de la Expo y de los turistas y los tuve que reconfortar) Y tiene sus felicitaciones. (Las del cuñado al patxaran, claro) Para el próximo viaje, ya sabe. (Y a ver si me anima al Arkab también, ahora que no nos oye, que no quiere cruzar los Pirineos y yo se que su PK estaría por aquí de vicio)
Oiga, pues que un señor de Tourbillons diga que le gusta ese pacharán es buena cosa, se lo he dicho a mi señora y se ha puesto muy contenta. Es más, yo pacharán no suelo tomar, pero el otro día tomé uno en un bar de Las Endrinas con un color muy feo y un sabor peor y me acordé de mi suegro, de su pacharán y de todo eso y me dije «Ay, mi suegro, qué razón tiene ese hombre, ay». Oiga, Spanique ¿Y si le secuestramos a su Pk.? antes o después vendría a por ella.
Me parece más interesante esta version:
Un patético ejemplo de a cuales extremos puede llegar la obsesión de un coleccionista es el caso de Frank Damek, oriundo de Chicago. Su meta era reunir un juego completo de barajas, pero cada naipe debía ser distinto y hallado únicamente en la calle. Así parezca increíble, al cabo de 15 largos años sólo le faltaban doce figuras para completar aquel insólito mazo, y su única tarea era la de vagar por calles y avenidas mirada fija en el piso con la esperanza de encontrar cualquiera de los naipes que le faltaban. Pasaban los años, y con cada hallazgo de alguna baraja sucia y maltratada, Damek experimentaba delirios de placer. Ya viejo y agotado solo le faltaban tres cartas: sota de bastos, tres de espadas y dos de oro.
Cierto día casi moribundo, deambulaba por una callejuela, cuando vio que alguien había dejado sobre un muro casi un juego completo de naipes. Con manos febriles y temblorosas fue tomando de allí los que necesitaba, y seria entonces cuando estuvo a punto de sufrir un colapso: faltaba el dos de oro. Aquel día, Damek lloró como un niño pero no cejó en su empeño y fue así como 25 años después de haber comenzado su colección, un Frank Damek encorvado y macilento tropezó cierto día con algo increíble, insólito: allí en el piso estaba el ansiado dos de oro, que refulgía sobre el sucio como una rara joya. Gimiendo, se tiro de rodillas y recogiendo del piso la preciosa carta que le faltaba, la estrechó contra su pecho. La muerte, que parecía haber aguardado hasta aquel momento le sorprendió aun arrodillado, sosteniendo sobre su cuerpo a la sucia y medio rota baraja. La que faltaba para completar aquella inútil colección.
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