De vuelta del umbral




—¿Qué haces ahí?
Le pregunto.
—Pues nada, un pesao que se ha puesto a tirar y a tirar del cordón umbilical cuando a puntico estaba de ver qué había detrás de una luz blanca, muy brillante, pero que no hace daño a los ojos, hasta que me ha sacado y aquí me ha dejado colgado a secar porque he salido pingandico.
Me responde.
—Pues vaya faena H.
Le digo.
—No te creas, me ha dicho que en cuanto me seque me lleva a ver High School Musical 3. ¡Hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Me grita como un chanchín feliz.

10 Revelaciones:

Harry Sonfór dijo...

¡Hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

Spanique dijo...

Anda, otro que grita

Harry Sonfór dijo...

Oiga, Arkab, que si tiene usted el canal Paramount Comedy. Que si ha visto el programa de Sarah Silverman.
Que quería saber su opinión.

Ahora habrá ido al buscador de Google a ver si tiene fotos. Sí que tiene, sí.

Eso es, Sarah Silverman.

Arkab dijo...

Pues me parece que sólo he visto un trocito un día de la serie de Sarah Silverman. Creo que tiene buena pinta y además ver al Baldwin regordete le sube la autoestima a uno un montón. Pero no puedo decirle más, en casa no me dejan ver la tele: éstas son las jerarquías: Pk. tiene todo el santo día puesto el Gran Hermano; mi hijo mayor cuando no está Pk. pone Teledeporte; el pequeño es el siguiente y pone dibujitos japoneses; y cuando ya no queda nadie, mi perrita Luci y yo vemos al hispano adiestrador de perros con perillita que sale en la cuatro y, algunas veces, casi puedo ver algún capítulo completo de Colgados de Filadelfia. Ésa es toda mi tele últimamente.

Arkab dijo...

Ay, que me parece que la Sarah Silverman no sale con el Baldwin. ¿Lo ve?, si es que apenas me dejan ver nada y ya lo confundo todo.

Helter dijo...

Bueno, qué le voy a contar. Si cuando dan el fútbol en abierto me voy pal ordenata y pongo la radio y los comentarios al minuto del marca. Que a veces me pregunto si al chaval no le daría igual ver el Código Lyoko comentado en alguna mangaweb o retransmitido por la radio, y así de vez en cuando podría yo ver algo del partido que no sea la repetición de las peores jugadas.
¡Hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

Harry Sonfór dijo...

No, no, mire, Arkab, los sábados, en lugar de ver la Noria, que es mala para el entestino, usted se ve primero Colgados en Filadelfia, luego la del Baldwin gordete y luego ya le echan dos capítulos de la Silverman. A esa hora su Lucy ya debería estar durmiendo, pero, si es de natural nocturna, se puede quedar, que la Silverman tiene un perrico con una oreja en alto y la otra gacha que es para comérselo. Está todo el día con el morro en sus partes ahí venga dale venga dale, razón por la cual el otro día en un capítulo la Silverman dedició probar a ver cómo sabía.

Harry Sonfór dijo...

Ay, el chanchín feliz, qué ricura.
Que no me canso de mirarlo a ver cambia el ritmo, pero no, él venga dale venga dale.

Helter dijo...

¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Oño, me he pillao el dedo con el cajón del escritorio.

Trikki dijo...

No me negará que la foto denota un amor hacia los niños que pa qué, vamos, que mismamente las pinzas podían haber estado estrategicamente colocadas en su nariz, cataplines y dedos de los pies.Si llega a ser Católico, lo hace.


The Goldfinch Carel Fabritivs (1654, año de su muerte)

Ernst Haeckel

Ernst Heinrich Philipp August Haeckel
(* 16. Februar 1834 in Potsdam; † 9. August 1919 in Jena)
war ein deutscher Zoologe und Philosoph.

Portraits

Lithographies

Kunstformen der Natur


El órgano fantasma

«Cuenta Montaigne que cuenta el piadoso Santiago de la Vorágine que en un pueblo de Alsacia vivía un hombre que tenía adherido a su cuerpo el cuerpo más pequeño de otro hombre, una especie de bebé descabezado que se clavaba a su huésped más grande a partir del cuello. Un médico peregrino se ofreció a extirpar la anomalía con ayuda de un cirujano local. Una vez concluida la operación, el paciente se mostró muy agradecido y contento. El médico peregrino no le cobró un céntimo y a cambio sólo le pidió que le dejara llevarse el cuerpecillo extirpado y convenientemente disecado para exhibirlo por doquier como prueba de su talento. Semanas después, el paciente empezó a dar señales de una terrible melancolía: decía seguir sintiendo la presencia de aquel cuerpecillo, como si aún lo llevara adherido a sus carnes y declaraba que su ausencia le hería el espíritu mucho más que otrora su presencia el cuerpo. Según algunos comentaristas, el hombre acabó vagando por la tierra como un alma en pena. Otros autores afirman que el paciente sencillamente murió de tristeza dos meses después de la cirugía. Respecto a la suerte del médico el veredicto de todos es unánime: pagó su vanidad con la muerte a manos de unos salteadores de caminos». Monstruos y fenómenos extraordinarios de la Edad Media, Patricio Ferrufino S.J.
Citado por Santiago Cárdenas