Experiencia sexual con los espíritus del Error



Estimado profesor Olguín:

Paso a comentarle lo que me sucedió hace unos años. Yo estaba sola en casa. Mi esposo en su trabajo. Después de cenar y mirar un poco la TV me fui a acostar. Tengo por costumbre, ya que soy muy miedosa, dejar la luz del distribuidor que da al dormitorio encendida, pero aquel día, el cansancio me pudo y me acosté a oscuras.
A poco de estar en la cama noté una presencia a mi lado, es decir, el calor de un cuerpo. Me asusté mucho, pero lo peor estaba por llegar. Yo estaba al lado derecho de la cama, boca arriba, de pronto noté el contacto de un pene en mi muslo izquierdo, me quedé helada, el pavor me impidió saltar de la cama, aunque tenía el interruptor de la luz al alcance de mi mano derecha fui incapaz de reaccionar, mentalmente le pedí a Dios que si era necesario que yo pasara aquel terror para poder ayudar a la Humanidad, lo haría, pero ¡que durara poco! Pedí ayuda a mi ángel guardián. En aquel mismo momento noté que algo me agarraba por el muslo derecho como queriendo alejarme de «aquello», pero, al mismo tiempo, arrastrándome fuera de la cama. No recuerdo nada más, sólo sé que a la mañana siguiente, cuando mi esposo regresó del trabajo me encontró tapada con la ropa de la cama, cobertor incluido, hasta al cabeza sudando copiosamente ¡ y era un verano calurosísimo!
Yo había leído casos parecidos, explicables por el hecho de que buscaban mujeres fértiles. Este no era mi caso, pues por culpa de una medicación, hacía dos años que estaba en la menopausia.
Hasta el momento, por mucho que lo he intentado, no he encontrado ninguna explicación al hecho. Debo decirle que mi natural es más bien espiritual que otra cosa. Por lo que aun pensando que podría tratarse de un íncubo o súbcubo tampoco le encuentro explicación, ya que soy más bien de índole espiritual que material, es decir, que el sexo no me atrae en absoluto, por lo tanto he descartado igualmente que mi imaginación hubiera materializado aquella «cosa».
Igualmente, me veo en la obligación de decirle que en aquellos momentos experimentaba una gran elevación espiritual.
Gracias por leerme, en la confianza de que me pueda ayudar.

Irina S.

RESPUESTA

Apreciada Irina:

Hay espíritus que tienen tanto apego por la parte física que, al desencarnar, siguen con su rol de cuando estaban encarnados... ¡Hasta tal punto que no reconocen haber salido del plano físico...!
Son entidades que tienen el ego aumentado al máximo y se apoderan de la voluntad de ellas, aunque en realidad no es así. Lo que hace el ego es que el ser goza con sus roles, ya sea rol de víctima, rol de acosador, etc.
Bien, cuando ese ser desencarna, como tiene todavía sus roles, sus apegos, sus apetitos, aunque no tenga parte física siente conceptualmente (mentalmente) el deseo sexual.
En este caso concreto, seguramente tú tienes un bajón energético, producto de una relación íntima no compatible a nivel áurico. Al debilitarse tu aura, has sido presa fácil de ese ser espiritual tan egoico.
¿Cómo sentías algo físico? Muy sencillo... Los espíritus pueden hacer «foco» (canalizar energía en un sitio pequeño) y la persona puede sentir una fuerza como si fuera algo real, algo físico... ya sea un pene o que alguien nos toca...
Incluso si se contactan en nuestro cuerpo de deseos, hasta podemos sentir ese deseo e incluso consentir el «toque».

Cordialmente,

Jorge Olguín

[«No hay misterios, sólo hay falta de información. Tampoco hay milagros, sólo hay hechos científicos ignorados». Jorge Olguín es Director de GRUPO ELRON DE ORIENTACIÓN Y SERVICIO, organización científica independiente, sin fines de lucro, religiosos o políticos, dedicada a erradicar los falsos conceptos en todos los campos del conocimiento a través de las enseñanzas de los Maestros de la Luz].

[Jorge Olguín con el Bastón de Merlín].


Retahilismo tópico




...una serie de catastróficas desdichas y otra de dibujos animados japoneses, una sucesión de hechos intrascendentes, una cadena de comida asiática, otra de bicicleta rota y una más de atentados personales, una ristra de ajos en rumanía, una sarta de mentiras piadosas y otra de estupideces, una fila en la caja del banco, una hilera de lechugas acogolladas, una línea de ataque, una columna de vértebras doloridas, una procesión que va por dentro, aquel desfile de la victoria, su escala de valores, una retahíla de improperios, una letanía de burlas e irreverencias, el rosario de la aurora, una tanda de penaltis, un catálogo del mercadona, una relación insatisfactoria, un repertorio de excusas, una colección de insultos, un tren con destino incierto, una batería de preguntas innecesarias, un sinfín de horrores, un montón de caprichos, una pila de petaca descargada...


...Y una banda de majorettes jamonas y sesenteras que se le ha antojado a mi reina mora.

Bicho canasta y mariquita




Dos orugas de unos dos centímetros de longitud y coloración oscura han construido sus capullos colgantes, en forma de cesto cónico y textura apergaminada, en las ramas de los árboles. Sobre uno de ellos, un hemíptero sin alas membranosas, de cuerpo aplastado, estrecho, oval, y como de un centímetro de largo, muestra orgulloso su espalda encarnada con manchitas negras, asemejando al tao de San Antón o al escudo de la Orden del Carmen.

[Algunas veces los diccionarios tienen definiciones que da hasta gustirrinín leerlas].

La máquina Duska




Un desconocido -y ya incluso olvidado- croata llamado Mijo Višnjić fue el inventor en los años cincuenta de la máquina de escribir conocida como Duska. Se trataba de una máquina de escribir aparentemente normal que guardaba cierto parecido con las archifamosas Underwood. Contenía 133 teclas en una disposición similar a los estándares del mercado, su particularidad residía en que al pulsar cualquiera de ellas el artilugio escribía automáticamente y de corrido la frase «mi perro lame con interés su ingle». Obviamente, el invento fue un absoluto fracaso, razón por la cual, y siguiendo el sabio consejo de su esposa Alenka, Mijo introdujo una tecla adicional de control que bautizó como Ctrl; si se pulsaba esta tecla sola, al igual que ocurría con las 133 teclas restantes, se obtenía en el papel «mi perro lame con interés su ingle», pero si se pulsaba conjuntamente con cualquiera de las demás el resultado era «mi perro lame con interés su ingle en el espigón». El matrimonio Višnjić quedó entusiasmado con la mejora introducida, pero desgraciadamente Mijo murió repentinamente de una angina de pecho sin poder añadir nuevas variantes.

No hay disponible ningún documento fotográfico de Mijo o Alenka Višnjić, ni tampoco de sus prototipos ni de las máquinas que sacó al mercado. Esta es la razón por la que nos tenemos que conformar con una foto de David Bennet. Eso sí, sin tambor.

Textículos alterados



Esto es sólo para decir

que me comí
las ciruelas
que estaban 
en la nevera

y que
probablemente 
guardabas
para el desayuno.

Perdóname,
estaban deliciosas
tan dulces
tan frescas.

William Carlos Williams

        ____oo____


Esto es sólo para decir

que me llevé
el cadáver
que estaba
en el maletero

y que 
probablemente
escondías
de la policía.

Perdóname,
estaba apestando
tan desfigurado
tan descompuesto.



The Goldfinch Carel Fabritivs (1654, año de su muerte)

Ernst Haeckel

Ernst Heinrich Philipp August Haeckel
(* 16. Februar 1834 in Potsdam; † 9. August 1919 in Jena)
war ein deutscher Zoologe und Philosoph.

Portraits

Lithographies

Kunstformen der Natur


El órgano fantasma

«Cuenta Montaigne que cuenta el piadoso Santiago de la Vorágine que en un pueblo de Alsacia vivía un hombre que tenía adherido a su cuerpo el cuerpo más pequeño de otro hombre, una especie de bebé descabezado que se clavaba a su huésped más grande a partir del cuello. Un médico peregrino se ofreció a extirpar la anomalía con ayuda de un cirujano local. Una vez concluida la operación, el paciente se mostró muy agradecido y contento. El médico peregrino no le cobró un céntimo y a cambio sólo le pidió que le dejara llevarse el cuerpecillo extirpado y convenientemente disecado para exhibirlo por doquier como prueba de su talento. Semanas después, el paciente empezó a dar señales de una terrible melancolía: decía seguir sintiendo la presencia de aquel cuerpecillo, como si aún lo llevara adherido a sus carnes y declaraba que su ausencia le hería el espíritu mucho más que otrora su presencia el cuerpo. Según algunos comentaristas, el hombre acabó vagando por la tierra como un alma en pena. Otros autores afirman que el paciente sencillamente murió de tristeza dos meses después de la cirugía. Respecto a la suerte del médico el veredicto de todos es unánime: pagó su vanidad con la muerte a manos de unos salteadores de caminos». Monstruos y fenómenos extraordinarios de la Edad Media, Patricio Ferrufino S.J.
Citado por Santiago Cárdenas