Parlophone VI




Fats Waller - Aint Misbehavin' 1943

Fritura de ortiguilla de mar




Actiniae


La ortiguilla de mar (Anemonia sulcata) es una anémona que despliega hasta 150 tentáculos pardo-verdosos, con las puntas de color rosado. Hoy vamos a comernos una fritura deliciosa de este extraordinario ser, ya sea planta o ya sea animal, que nunca nos pondremos de acuerdo. Si va al supermercado a comprarlas puede que se las encuentre envasadas al vacío; bien, allá usted, probablemente su apariencia, textura y paladar no terminen de gustarle. Mejor vayamos al mercado o a cualquier lugar donde lo consigamos fresco. En la fritura buscaremos el contraste entre el crujiente de sus tentáculos exteriores y su interior gelatinoso, suculento y repleto de exquisitez yódica marina. Hay que rebozar en harina y freímos directamente a 180º si nuestra prioridad es el crujiente; pero si somos más sofisticados, nos podemos decantar por las ortiguillas coulant, rebozamos y congelamos un par de horas antes y después freímos, así el calor pasará más lentamente dejándolas crocantes por fuera y fluidas por dentro. Pues hala, todo el mundo a buscar anémonas por el Ebro o el Río San Lorenzo. ¿Qué no encuentran? Ay, pues bajen por aquí, por Andalucía, y prueben este manjar de dioses. Harry, usted absténgase de probarlas, no vayamos a.

[Receta y foto by JMMC].



Lo que hace el aburrimiento



En el exitoso libro de George Psalmanazar «An Historical and Geographical Description of Formosa, an Island subject to the Emperor of Japan», publicado en Circa 1700, se indica que en Formosa los hombres eran polígamos, teniendo el marido derecho a comerse a sus esposas si éstas le eran infieles. Psalmanazar decía ser el primer nativo en salir de la isla y contaba otras tradiciones de la misma, como la de sacrificar cada año a dieciocho mil jóvenes para ofrecer sus corazones a los dioses (los cuerpos se los merendaban los sacerdotes). Se especializó en la traducción de literatura religiosa al formosiano, miren la que hizo de la Oración al Señor:
«Amy Pornio dan chin Ornio vicy, Gnayjorhe sai Lory, Eyfodere sai Bagalin, jorhe sai domion apo chin Ornio, kay chin Badi eyen, Amy khatsada nadakchion toye ant nadayi, kay Radonaye ant amy Sochin, apo ant radonern amy Sochiakhin, bagne ant kau chin malaboski, ali abinaye ant tuen Broskacy, kens sai vie Bagalin, kay Fary, kay Barhaniaan chinania sendabey. Amien.»

Psalmanazar tenía el pelo rubio y la tez blanca y hablaba en un fluido latín. Se debía, decía, a que pertenecía a la nobleza, que no tenía que trabajar al sol y por su contacto con los jesuitas. Tenía una respuesta para todo y se ganó el crédito de personas influyentes, aunque algunos, como Edmund Halley lo cuestionasen. Así fue hasta que en 1706 confesó que era de origen francés y que se lo había inventado todo por aburrimiento (lo haría además en un libro póstumo publicado en 1765). El resto de su vida se la pasó estudiando teología y escribiendo y editando libros.

Sobre la confusión entre hadas y libélulas




Tienen que saber que las libélulas no deben confundirse nunca con los caballitos del diablo (también llamados señoritas). Ambos son del orden Odonata, pero mientras las libélulas son anisópteros, los caballitos son zygópteros. Ya tienen claro que deben diferenciar libélulas y caballitos del diablo o señoritas. Es fácil. Ahora viene lo verdaderamente importante: hay quien dice que las libélulas son hadas. No. Es mentira. Las libélulas son anisópteros primorosos, las hadas son seres horribles. ¿Se transforman las hadas en libélulas? No, no y mil veces no. Hadas, feas (y salidas); libélulas, bonitas.

Bibliotecarias




¿Pero qué libro estará leyendo este
hombre que todavía no lo suelta?







Formas de hablar



Esta carta la conseguí en El Pombo a través de mi querido Christopher Simpson, un tipo genial a quien quiero un montón. Yo hablo fatal y pronuncio peor el castellano. Debo decir alrededor de veinticinco tacos más por hora que cualquiera de las tres mil viviendas de Sevilla. Lo cual no obsta para que me comunique con todo el mundo cuando es necesario. De todas formas, esto no todas las personas son capaces de entenderlo.

Asínesque ahí va la carta.


Sr. Director de El Mundo de Andalucía:

Habemos reina”:

Ayer, 28 de marzo, leí una carta de una lectora, curiosamente de Jaén –¡cómo no!- en la que poco menos que ridiculizaba y se reía de la flamante Miss España, de Sevilla, que al tomar la palabra el día de la elección dijo el famoso “cualquiera de las que aquí “habemos” podía haber sido la ganadora”. Pues bien, le diré a esa señora de Jaén y a tantos otros que han estado escribiendo sobre el ya archifamoso habemos, incluidos periodistas de los diarios más importantes de ámbito nacional, que efectivamente en castellano está mal utilizado el término habemos, ya que el apropiado al contexto en que se produjo era “estamos”, pero en andaluz está perfectamente utilizado y es totalmente correcto. Esto lo sabemos bien los que tenemos una ortografía andaluza y utilizamos el andaluz como lengua, algo que dadas las estructuras centralistas del Estado español tardará bastante en reconocerse, pero es bastante significativo de cuán ignorantes somos los propios andaluces al desconocer que poseemos una lengua distinta del castellano, con términos propios que no aparecen en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, con perífrasis verbales y construcciones gramaticales distintas y, en suma, con un léxico diferente del castellano, aunque no reconocido. Por tanto, quede claro, que la utilización del verbo haber en andaluz es distinta del castellano y no por “ignorancia”, como se ha pretendido transmitir por los desconocedores de la historia y la lengua andaluzas, sino por la utilización de un término que, aunque usado por el 60% de los andaluces, es ajeno a la terminología y léxicos castellanos. Como tantos otros. Ah, por cierto, en andaluz se escribe así: “Abémö”.

Agustín Saez

Afterlife Telegrams





La empresa Afterlife Telegrams se dedica a entregar telegramas a personas fallecidas. Para ello emplean un curioso método: Un grupo de colaboradores, enfermos terminales, se aprenden de memoria el texto del telegrama en su lecho de muerte y, una vez muertos, claro, lo entregan en el más allá. El precio: 5 dólares por palabra, la mitad para Afterlife Telegrams y la otra mitad para la familia del muerto cartero. No garantizan que el mensaje sea finalmente entregado, pero sí que el mensajero es una persona enferma fisicamente, sin discapacidad mental, y que se aprenderá el mensaje de memoria y hará todo lo posible por entregarlo. Por supuesto, no aceptan envíos de menores de dieciocho años, o de enfermos mentales, o telegramas para ser enviados a alguien que haya fallecido hace menos de un mes (algunos expertos han demostrado que en un mes difícilmente se puede llegar al más allá).


Esta técnica del telegrama ya fue empleada en la década de los sesenta, época en la que, tras los descubrimientos de Friedrich Jürgenson, era complementada con la grabación posterior de psicofonías para recibir la respuesta. En la fotografía, Cynthia Piatigorsky escucha con atención la contestación, obtenida mediante psicofonía en el panteón familiar (en Danbury, Connecticut), de su marido, el ventrílocuo ruso Igor Piatigorsky. El telegrama decía, en inglés, «¿Te encuentras bien, cariño?»; la respuesta recibida fue, en ruso, «Estoy en la gloria, querida».

Masada del Vicario




Undécima mancha: Una membrana de vejiga de puerco llena la mancha. Nada más. Tomar la jirafa y transportarla a España para colocarla en un lugar llamado «Masada del Vicario», a siete kilómetros de Calanda, al sur de Aragón, con la cabeza orientada hacia el norte. Reventar de un puñetazo la vejiga y mirar por el agujero. Se verá una casita muy pobre, blanqueada con cal en medio de un paisaje desértico. Delante, a muy pocos metros de la puerta, crece una higuera. Al fondo montes pelados y olivares. Un viejo labrador saldrá, tal vez, en ese instante de la casa descalzo[...]. [La Giraffe, Escritos de Luis Buñuel].

Badil, haga usted los honores: mate el cerdo y trinque la vejiga (o vaya a Calanda, engatuse a un jovencito tamborrero y róbele su tambor), después tome la carretera de Calanda a Andorra, rompa la membrana y mire por el agujero. Ahora se llama Masada Arenas y la finca rústica del catastro es el polígono núm. 22 parcela 286.

Greates Hits - Mrs Miller - A Lovers Concerto




Descartes a Kant





// SANDRUSHKA PETROVA Vocals-Guitars // CHARLKOVSKI Bass-Chorus // DAFNE Vocals-Guitars // ANDROV Keyboards-Piano // FRANKIE Drums //


Apuntes de cocina



Sopa de rana: Tome tres ranas, pélelas (la piel de las ranas no es fácil de digerir) y vacíelas (hay multitud de venenos en las vísceras de las ranas), páselas por miel y hiérvalas durante una hora en un estofado, junto con una flor de comino y una zanahoria. Hágalo pasar por el tamiz y tendrá zanahoria de excepcional sabor. [Gregorio Summus prefiere que sus zanahorias hayan sido cocinadas con al menos 16 caracoles de Romaña, en tanto que Galeazzo Sanseverino no comería una rana que pudiese haber mordido o ser tocada por caracoles. Sostiene, también, que debe quitárseles la piel a las ranas el día anterior y dejarlas nadando en agua y leche toda una noche].

Truco culinario: Las manchas de sangre en los manteles (que pueden provenir de un accidente con el cuchillo, o de algún asesinato) ya no representan problema alguno, ni se debe quitar el mantel para limpiarlas. Se debe frotar con fuerza la zona manchada con agua de nabos tibia.

Notas de cocina de Leonardo da Vinci: La afición desconocida de un artista, de JONATHAN ROUTH. Editorial Temas de Hoy, 2005.

Agnetha Fältskog, La más grande



Hay que tener la cara muy dura para decir que Albano fue plagiado por ABBA en esta canción. Claro, con esas pintas que me gastaba, así terminó casándose con la hija de Breznev Power. Y mira que yo no dejo de reconocer que al sueco de los ABBA que plagiaba se le daba bien el asunto del copipega. Pero, a lo que iba, Agnetha -ay, mi Agnetha-, Agnetha es una de las mujeres más grandes de la historia de la humanidad. Sea o no sea teósofa, que no lo sé.
Cántenle esta canción a sus esposas, a sus maridos y a sus hijos; a sus suegros y a sus suegras; y, si me apuran, incluso a sus cuñados, por muy numerosos que sean; cántenla hasta en el Canadá. Pídanla y grítenla -procurando desafinar poco, eso sí- en los karaokes allá donde vayan. Es un himno. El himno de Agnetha Fältskog, La más grande.





Orifiel y Miruz




-Los gatos de Estambul -explicó el Gaviero- son de una sabiduría absoluta. Controlan por completo la vida de la ciudad, pero lo hacen de manera tan prudente y sigilosa que los habitantes no se han percatado aún del fenómeno. Esto debe venir desde Constantinopla y el Imperio de Oriente. Voy a decirle por qué: yo he estudiado meticulosamente los itinerarios que siguen los gatos, partiendo del puerto, y siempre recorren, sin jamás cambiar de rumbo, los que fueron los límites del palacio imperial. Éstos no existen ya en forma evidente, porque los turcos han construido casas y abierto calles en lo que antes era el espacio sagrado de los ungidos por la Theotokos. Los gatos, sin embargo, conocen esos límites por instinto y cada noche los recorren entrando y saliendo de las construcciones levantadas por los infieles. Luego suben hasta el final del Cuerno de Oro y descansan un rato en las ruinas del palacio de las Blaquernas. Al amanecer regresan al puerto para tomar cuenta de los barcos que han llegado y verificar la partida de los que dejan los muelles. Ahora bien, lo inquietante es que si usted lleva un gato de otro país y lo suelta en el puerto de Estambul, esa misma noche el recién venido hace, sin vacilación, el recorrido ritual. Esto quiere decir que los gatos del mundo entero guardan en su prodigiosa memoria los planos de la augusta capital de Comnenos y Paleólogos. Esto no he querido confiárselo a nadie porque la imbecilidad de la gente es inconmensurable y hay secretos que no merecen que les sean dichos. Pero mi familiaridad con los gatos de Estambul va más allá. Siempre que llego allí, me están esperando algunos viejos amigos de la familia felina y desde el instante en que piso tierra, hasta cuando subo la escalerilla para partir, me siguen a todas partes. Dos de ellos responden a nombres que les he dado, son Orifiel y Miruz. Sería largo contarle los rincones que estos dos amigos me han revelado, pero puedo decirle que cada uno está íntimamente relacionado con la historia de Bizancio. Le puedo enumerar algunos: el sitio donde fue torturado Andrónico Comneno; el lugar donde cayó muerto el último emperador, Constantino IX Paleólogo, la casa donde Zoé, la emperatriz, era poseída por un sajón al que le había mandado sacar los ojos; el lugar donde los monjes de la Santísima Trinidad definieron la doctrina que no se nombra y se cortaron la lengua unos a otros para no revelar el secreto; el lugar en donde pasó una noche de penitencia Constantino el Coprónimo por haber abrigado deseos impuros del cuerpo de su madre; el sitio donde los mercenarios germanos hacían el juramento secreto que los ligaba a sus dioses; el lugar donde amarró el primer trirreme veneciano que trajo la peste álgica; así podría enumerarle muchos otros refugios del alma secreta de la ciudad, que me fueron revelados por mis dos compañeros felinos.


«Razón verídica de los encuentros y complicidades de Maqroll el Gaviero con el pintor Alejandro Obregón» (del libro de Álvaro Mutis «Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero»). Editorial Alfaguara. ISBN 84-204-4288-7

El Dr. Vander





«
Delgadez. Cómo engordar».
Dr. Vander

Librería: Libros usados Rocid
Precio: 10,75 euros
Envío para España: 6,90 euros

Descripción: Sintes.- 1966.-, 1966. 159 pag.-
solapas.- 8042. Nº de ref. de la librería 11579


Adrian van der Put, transfigurado por obra y gracia de la mercadotecnia en Doctor Vander, fue Jefe de Enfermeros del Sanatorio de Kuhnne en Leipzig. Inició su actividad junto al Dr. Eduardo Alfonso en 1919. Demandado por no ser médico, se dedicó a escribir libros sobre naturismo médico.


El colibrí zunzuncito




Trochilidae


El colibrí zunzuncito o «elfo de las abejas» (Mellisuga helenae), de la subfamilia de los Trochilidae, es el pájaro más pequeño que existe, desde su pico hasta su cola apenas mide el doble que el guisante de Marie Napoleón, esto es, seis centímetros. Su lengua es larga, puede ser extendida en gran medida, está dividida en la punta y tiene forma de paja, lo que le permite chupar el néctar con facilidad. Todo un portento de la naturaleza, siendo tan pequeñín. «El colibrí zunzuncito es mi pájaro favorito», me dijo sin ahorrarse la cacofonía en una ocasión una amiga ornitóloga.


The Goldfinch Carel Fabritivs (1654, año de su muerte)

Ernst Haeckel

Ernst Heinrich Philipp August Haeckel
(* 16. Februar 1834 in Potsdam; † 9. August 1919 in Jena)
war ein deutscher Zoologe und Philosoph.

Portraits

Lithographies

Kunstformen der Natur


El órgano fantasma

«Cuenta Montaigne que cuenta el piadoso Santiago de la Vorágine que en un pueblo de Alsacia vivía un hombre que tenía adherido a su cuerpo el cuerpo más pequeño de otro hombre, una especie de bebé descabezado que se clavaba a su huésped más grande a partir del cuello. Un médico peregrino se ofreció a extirpar la anomalía con ayuda de un cirujano local. Una vez concluida la operación, el paciente se mostró muy agradecido y contento. El médico peregrino no le cobró un céntimo y a cambio sólo le pidió que le dejara llevarse el cuerpecillo extirpado y convenientemente disecado para exhibirlo por doquier como prueba de su talento. Semanas después, el paciente empezó a dar señales de una terrible melancolía: decía seguir sintiendo la presencia de aquel cuerpecillo, como si aún lo llevara adherido a sus carnes y declaraba que su ausencia le hería el espíritu mucho más que otrora su presencia el cuerpo. Según algunos comentaristas, el hombre acabó vagando por la tierra como un alma en pena. Otros autores afirman que el paciente sencillamente murió de tristeza dos meses después de la cirugía. Respecto a la suerte del médico el veredicto de todos es unánime: pagó su vanidad con la muerte a manos de unos salteadores de caminos». Monstruos y fenómenos extraordinarios de la Edad Media, Patricio Ferrufino S.J.
Citado por Santiago Cárdenas