La máquina Duska




Un desconocido -y ya incluso olvidado- croata llamado Mijo Višnjić fue el inventor en los años cincuenta de la máquina de escribir conocida como Duska. Se trataba de una máquina de escribir aparentemente normal que guardaba cierto parecido con las archifamosas Underwood. Contenía 133 teclas en una disposición similar a los estándares del mercado, su particularidad residía en que al pulsar cualquiera de ellas el artilugio escribía automáticamente y de corrido la frase «mi perro lame con interés su ingle». Obviamente, el invento fue un absoluto fracaso, razón por la cual, y siguiendo el sabio consejo de su esposa Alenka, Mijo introdujo una tecla adicional de control que bautizó como Ctrl; si se pulsaba esta tecla sola, al igual que ocurría con las 133 teclas restantes, se obtenía en el papel «mi perro lame con interés su ingle», pero si se pulsaba conjuntamente con cualquiera de las demás el resultado era «mi perro lame con interés su ingle en el espigón». El matrimonio Višnjić quedó entusiasmado con la mejora introducida, pero desgraciadamente Mijo murió repentinamente de una angina de pecho sin poder añadir nuevas variantes.

No hay disponible ningún documento fotográfico de Mijo o Alenka Višnjić, ni tampoco de sus prototipos ni de las máquinas que sacó al mercado. Esta es la razón por la que nos tenemos que conformar con una foto de David Bennet. Eso sí, sin tambor.

11 Revelaciones:

Harry Sonfór dijo...

Oiga qué entrada más buena, Arkab. La frase «mi perro lame con interés su ingle en el espigón» es antológica.

Arkab dijo...

Oiga, Harry, y de la foto de Bennet ¿qué me dice? Pareciera que lo mira a uno y le está diciendo «me vas a dar un tambor, me vas a dar un tambor, me vas a dar un tambor, me vas a dar un tambor, me vas a dar un tambor, me vas a tener que dar un tambor... y si no al tiempo».

Harry Sonfór dijo...

Oiga que sí, que cara de niño satánico que tiene. En «Legend» aún matenía esa cara de niño cabrón. Ayer, mientras buscaba foto para su onomástica, vi fotos suyas de mayor y ya no es lo mismo. Le ha pasado como a Malcolm McDowell, que se hizo mayor y se stinguinizó.

Harry Sonfór dijo...

quenoquenoquenoquenoquenoqueno

Spanique dijo...

Este es un claro ejemplo en el que es mejor el libro, que la peli. Ni ves al niño ni oyes el tambor ;-D

Helter dijo...

Ya está. Ya lo ha conseguido. Ya ha hecho salir a la superficie esa imagen que conseguí enterrar en mi subconsciente después de tanto esfuerzo. Maldito cráneo de asno rellenito de anguilas entrando y saliendo de sus órbitas.

Harry Sonfór dijo...

Nada, Helter, olvídelo, olvídelo. Y está, ya se ha pasao. Una buena forma de olvidarse de la escena del maldito cráneo de asno rellenito de anguilas entrando y saliendo de sus órbitas es que recuerda otra escena bonita, la de la cabra parlante defecando en el cubo de la la leche que acaba de ordeñar el niño de «Padre padrone». Se acuerda de esa escena y se le pasa lo del cráneo.

Trikki dijo...

Y si quiere olvidar la del asno y la cabra, sólo tiene que pensar en aquella de "cube" en la que un monton de rayos luminosos con forma de hoja de excel trocean de igual manera a un amable señor.Que buena peli, por cierto(no confundir con "la habitación de Fermat", hecha a base de problemas matemáticos que circulan por internet y del todo a cien.

Harry Sonfór dijo...

Oiga Arkab, que venía a contarle que hoy estaba con mi señora ahí en el sofá comiendo y viendo en la tele los Cuarenta Principales y han puesto un vídeo de Maná, ese de «Noainadamásdificiquevivirsinti» y mi señora, que aún conocida por ser mujer de pocas palabras, ha soltado una de esas frases que la hacen famosa por lo concisa. Oiga, se la pongo tal cual, mire qué bonita.
Refiriéndose al cantante de Maná:
«Da cosica ver a un señor con sobrepeso y más de cuarenta años con pantalones de cuero».
Ante una observación así, oiga, no se puede decir nada.

Trikki dijo...

Oiga Arkab, que yo aparte de mostrarme de acuerdo con la Bilbaina señora de Harry y comparar al Señor cantante de Maná con Javier Bardem en pantalones de cuero, venía aquí a hablarle de mi pájaro. que me tiene preocupado más desde esta mañana, le pongo al día.

Hace un par de semanas, alrededor de su hojo izquierdo empezó a ponersele el plumaje negro, pensábamos que las niñias saltando en la piscina le habían salpicado un poco de agua (con cloro). La zona negra empezó a hacerse más negra y más grande, hasta que esta mañana me he dado cuenta de que no había ya negro, sino rojo sangre alrededor de su ojo, por arriba y por abajo, rodeando ese ojo. El caso es que el está normal, sigue con sus saltitos y esas cosas, pero dá repelús de mirarle el ojo. Usted me dirá si sabe a que puede ser esto debido y sobre todo, si tiene cura.

Trikki dijo...

Coño, he puesto ojo con h, que bruto.


The Goldfinch Carel Fabritivs (1654, año de su muerte)

Ernst Haeckel

Ernst Heinrich Philipp August Haeckel
(* 16. Februar 1834 in Potsdam; † 9. August 1919 in Jena)
war ein deutscher Zoologe und Philosoph.

Portraits

Lithographies

Kunstformen der Natur


El órgano fantasma

«Cuenta Montaigne que cuenta el piadoso Santiago de la Vorágine que en un pueblo de Alsacia vivía un hombre que tenía adherido a su cuerpo el cuerpo más pequeño de otro hombre, una especie de bebé descabezado que se clavaba a su huésped más grande a partir del cuello. Un médico peregrino se ofreció a extirpar la anomalía con ayuda de un cirujano local. Una vez concluida la operación, el paciente se mostró muy agradecido y contento. El médico peregrino no le cobró un céntimo y a cambio sólo le pidió que le dejara llevarse el cuerpecillo extirpado y convenientemente disecado para exhibirlo por doquier como prueba de su talento. Semanas después, el paciente empezó a dar señales de una terrible melancolía: decía seguir sintiendo la presencia de aquel cuerpecillo, como si aún lo llevara adherido a sus carnes y declaraba que su ausencia le hería el espíritu mucho más que otrora su presencia el cuerpo. Según algunos comentaristas, el hombre acabó vagando por la tierra como un alma en pena. Otros autores afirman que el paciente sencillamente murió de tristeza dos meses después de la cirugía. Respecto a la suerte del médico el veredicto de todos es unánime: pagó su vanidad con la muerte a manos de unos salteadores de caminos». Monstruos y fenómenos extraordinarios de la Edad Media, Patricio Ferrufino S.J.
Citado por Santiago Cárdenas