De cómo se ganó Leslie Groves la confianza de Robert Oppenheimer




Leslie Groves conoció a Robert Oppenheimer en Berkeley en octubre de 1942 durante su primera visita de inspección a los principales laboratorios. Los dos hombres ─Leslie, a pesar de su nombre, no sólo era hombre, regordete, eso sí, sino además muy macho y General del ejercito americano, como Dios manda─ no podían haber sido más distintos: Groves era un bulldozer humano de enorme sentido práctico; Openheimer un sofisticado intelectual. Se gustaron, en el buen sentido, un día que Groves le contó a Oppenheimer lo siguiente: «En cierta ocasión, que viví personalmente, dos albañiles andaluces emigrantes estaban subidos a una guindola reparando la fachada de la planta trigésimonovena de un edificio neoyorkino, cuando uno de ellos le dijo al otro “Quillo, Jesules, en el edificio de enfrente, en la planta décimoquinta, hay una mujer que se está desnudando ahora mismo y no veas cómo mestá poniendo”. El compañero, contrariado, y algo salidillo, todo hay que decirlo, respondió con aspavientos “¿Dónde, dónde, dónde?”. El movimiento que imprimió fue suficiente para que la guindola volcase y los dos albañiles emigrantes andaluces en Estados Unidos de América cayeran gritando “Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh”, grito sólo interrumpido en su caída en la planta décimoquinta, y al unísono, por “Aaaaaarrrrrgggggg, tía bueeeeeeenaaaa”, antes de morir empachurrados contra el suelo.». Después de escuchar este relato, Oppenheimer ya no se pudo resistir y aceptó dirigir el proyecto Manhattan.

7 Revelaciones:

Vanessita dijo...

ARKAV ES VERDAD ESO QUE DICES DE KE GROVES Y EL OTRO SE HICIERONAMIGOS CONTANDOSE UN CHISTE DEGADITANOS? POR QUE YO AHORA ESOTY ESTDIANDO LO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIALY NO SALE ESO ADEMAS LE DIGO KE LESLIE NOES NOMBRE DEMUJER EN AMERICA POR QUE AY UN ACTOR AMERICANO KE HACE CINE DE RISA KE SE LLMA LESLIE NILSEN Y ES HOMBRE TAMBIEN Y MUY GRACIOSO QUE TIENE EL PELO TODO BLANCO Y ES HOMBRE MAYOR PERO ES HOMBRE ENORABUENA POR TU BLOG!

Spanique dijo...

Eso eso a trabajar ;-))

Trikki dijo...

Oiga, Arkab, que esto de los albañiles que pasa en todos los laos. Le cuento, que vengo de su tierra, que la entrada al pueblo donde veraneo la estaban pintando este año. Trabajo a realizar: Pintar un STOP, cuatro líneas discontínuas de uno cincuenta, una línea continua de seis metros, y un paso de peatones, a ojo en un día pintao entre dos. Yo le aseguro a usted, se lo aseguro, que en mi tierra la Gran vía (unos 4 km) se la funden cuatro tíos en una noche, con todas sus lineas y pasos de peatones, pues en este trabajo del pueblo que le comento, 4 señores montaban durante una semana unos pitotes de tráfico impresionantes, con las puertas de la camioneta bajadas, tres fumaban pacientemente, y el cuarto con una señal hacía como que dirigía el tráfico, pero pintar, lo que se dice pintar, salían a unos 20 cm. de línea diarios, que yo creo que uno pintaba, el otro soplaba para que secara, el tercero se ocupaba del tráfico, y el cuarto de que no les faltara tabaco y fuego a los otros tres.Que sí, que la culpa es de las tías buenas.

Arkab dijo...

Claro que es verdad, Vane, yo nunca miento en mi blosj. Por lo menos así me lo han contado a mí. Bien es verdad que Groves contó el chascarrillo con acento de Albany, del estado de Nueva York, y no de Conil de la Frontera como realmente merecía la historia, pero así ocurrió y no debe temer en ponerlo en su examen de Historia en el Insti.

Oiga, Trikki, para serle sincero existe otra versión apócrifa de lo que le contó Groves a Oppenheimer que dice así: «Estaban un invierno dos valencianos, que a la sazón se llamaban, y no por casualidad Costa y Camps, a la orilla de las gélidas aguas del río Hudson cuando de pronto el primero le dice al segundo "Oiga, President, ¿usted no nada nada?", a lo que el segundo respondió "Costa, yo me voy a cagar en tus muertos en estos precisos momentos"». Da igual cuál fuese la historia real contada por Groves porque Oppenheimer se tiró de cabeza al proyecto Manhattan y organizó bonitas fiestas entre físicos y sus cónyuges en Los Álamos para que Richard Feynman pudiera explayarse tocando los bongós como un bendito.

Harry Sonfór dijo...
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Vanessita dijo...

GRACIAS ARKAC ASI LO VOY A PONER EN EL EXAMEN PUES ME PARECIO UNA ANECTODA MUY INTERESANTE DESAME SUERTE QUE SOLO ME FALTA APROBAR ESTE EXAMEN PARA PASAR CURSO GRACIAS Y ENORABUENA POR TU BLOG!

Trikki dijo...

Oiga, Arkab, que si sabe si ha empezado la cossa esa del fútbol o qué, que no sé si éra esta semana o la que viene.


The Goldfinch Carel Fabritivs (1654, año de su muerte)

Ernst Haeckel

Ernst Heinrich Philipp August Haeckel
(* 16. Februar 1834 in Potsdam; † 9. August 1919 in Jena)
war ein deutscher Zoologe und Philosoph.

Portraits

Lithographies

Kunstformen der Natur


El órgano fantasma

«Cuenta Montaigne que cuenta el piadoso Santiago de la Vorágine que en un pueblo de Alsacia vivía un hombre que tenía adherido a su cuerpo el cuerpo más pequeño de otro hombre, una especie de bebé descabezado que se clavaba a su huésped más grande a partir del cuello. Un médico peregrino se ofreció a extirpar la anomalía con ayuda de un cirujano local. Una vez concluida la operación, el paciente se mostró muy agradecido y contento. El médico peregrino no le cobró un céntimo y a cambio sólo le pidió que le dejara llevarse el cuerpecillo extirpado y convenientemente disecado para exhibirlo por doquier como prueba de su talento. Semanas después, el paciente empezó a dar señales de una terrible melancolía: decía seguir sintiendo la presencia de aquel cuerpecillo, como si aún lo llevara adherido a sus carnes y declaraba que su ausencia le hería el espíritu mucho más que otrora su presencia el cuerpo. Según algunos comentaristas, el hombre acabó vagando por la tierra como un alma en pena. Otros autores afirman que el paciente sencillamente murió de tristeza dos meses después de la cirugía. Respecto a la suerte del médico el veredicto de todos es unánime: pagó su vanidad con la muerte a manos de unos salteadores de caminos». Monstruos y fenómenos extraordinarios de la Edad Media, Patricio Ferrufino S.J.
Citado por Santiago Cárdenas