Bibliotecarias




¿Pero qué libro estará leyendo este
hombre que todavía no lo suelta?







6 Revelaciones:

Badil dijo...

Si esto es para animar al trikki para que cuelgue la foto descamisiao y se sienta como Benicio o Went....valen como animal de compañía. Si es por tentar...no hay en el mundo tantas bibliotecarias ninfómanas,ni siquiera tantas portadas de ninfómanas como fotos de Benicio y Went guapos. Acabo de tirarle la pelota a la cara y creo que he echado el guante al tejado. O así.

Harry Sonfór dijo...

Va a ver usted cómo se van a poner las de la asociación de bibliotecarias castellanas decentes (A.B.C.D).

Helter dijo...

Tanto darle vueltas tanto darle vueltas, y algunos han llegado a la típica f(r)ase "es que no sé qué tendrá ese que no tenga yo, va a ser el blanco y negro". Vanitas vanitatis et omnia vanitas.

Trikki dijo...

Oiga que si Arkab, sus bibliotecarias estan muy puestas (en la lectura).

Como está el gremio, oiga.

Helter dijo...

Pues mucho mejor está el gremio de los bomberos. Como que tengo las teclas 0 y 8 del teléfono borrás de tanto darles. Estoy que ardo.

Arkab dijo...

Tengo que decir, que a mí me gustan las bibliotecarias con gafas, camisa y falda. Si no tienen estos tres elementos, por mí como si se dedican a sexar pollitos.


The Goldfinch Carel Fabritivs (1654, año de su muerte)

Ernst Haeckel

Ernst Heinrich Philipp August Haeckel
(* 16. Februar 1834 in Potsdam; † 9. August 1919 in Jena)
war ein deutscher Zoologe und Philosoph.

Portraits

Lithographies

Kunstformen der Natur


El órgano fantasma

«Cuenta Montaigne que cuenta el piadoso Santiago de la Vorágine que en un pueblo de Alsacia vivía un hombre que tenía adherido a su cuerpo el cuerpo más pequeño de otro hombre, una especie de bebé descabezado que se clavaba a su huésped más grande a partir del cuello. Un médico peregrino se ofreció a extirpar la anomalía con ayuda de un cirujano local. Una vez concluida la operación, el paciente se mostró muy agradecido y contento. El médico peregrino no le cobró un céntimo y a cambio sólo le pidió que le dejara llevarse el cuerpecillo extirpado y convenientemente disecado para exhibirlo por doquier como prueba de su talento. Semanas después, el paciente empezó a dar señales de una terrible melancolía: decía seguir sintiendo la presencia de aquel cuerpecillo, como si aún lo llevara adherido a sus carnes y declaraba que su ausencia le hería el espíritu mucho más que otrora su presencia el cuerpo. Según algunos comentaristas, el hombre acabó vagando por la tierra como un alma en pena. Otros autores afirman que el paciente sencillamente murió de tristeza dos meses después de la cirugía. Respecto a la suerte del médico el veredicto de todos es unánime: pagó su vanidad con la muerte a manos de unos salteadores de caminos». Monstruos y fenómenos extraordinarios de la Edad Media, Patricio Ferrufino S.J.
Citado por Santiago Cárdenas